J3 – Boston la Estrella vs Armada F7

Victoria ajustada de la Armada frente a Boston La Estrella. Los visitantes se pusieron con un 0-3 cómodo al inicio de la segunda mitad, pero los verdes vendieron cara su piel y a punto estuvieron de conseguir la machada.

Boston La Estrella y Armada se veían las caras en la tercera jornada de la Futbol Emotion F7 League, en un encuentro que nos sorprendió con emociones fuertes, como no podía ser de otra manera, ya que ambos equipos necesitaban los tres puntos. Los locales para seguir mirando hacia arriba y los visitantes para tratar de seguir la estela del resto de colíderes.

El duelo comenzó muy disputado, con la Armada tratando de controlar más el cuero y cansar a su rival, muy metido atrás y con pocas opciones de salir a la contra. Esta tendencia, pese a los pocos minutos de juego, comenzó a incomodar en demasía a los verdes, lo que desembocó en una clara pérdida de confianza y en constantes pérdidas de balón cuando trataban de sorprender en velocidad. El elenco visitante olió la sangre, y se lanzó al cuello de sus rivales. Corría el minuto 9 en el luminoso cuando, tras un saque de esquina, Boston trató de salir al contragolpe por la zona central del campo hasta que se encontraron con las móviles e inquietas piernas de Miguel Mejuto, que recuperó la bola, levantó la cabeza y disparó con todo, para batir a Alejandro Barciela y poner el primero para los suyos.

Suele decirse que en la selva, donde prima la supervivencia, no hay que dejar con vida a aquel que después puede comerte, y los visitantes siguieron apretando en busca de un segundo gol que mandara a la lona a Boston. Pero el gol se resistía y los verdes tenían ganas de apuntarse a una fiesta de la que parecían haberse borrado ellos mismos. Así que despertaron del letargo y comenzaron a acumular disparos, eso sí, todos ellos sin excesivo peligro. Ya intimidaban, y habían conseguido que su rival reculara diez o quince metros, algo es algo, y parecían asomar la cabecita.

Pero claro, ante un rival de las características de la Armada, un fallo puede condenarte, y la zaga verde tuvo uno garrafal. Uno de los centrales salió en conducción buscando fijar la marca para después decidir si disparar o combinar a un hombre libre, y lo que se encontró fue una gran presión blanca y un robo de Ángel Jiménez que, tras la recuperación, puso vía directa al área contraria, y sin pensárselo soltó el latigazo, abajo, donde duele. 0-2 y a otra cosa, porque el descanso llegaba y Boston había vuelto a entrar en la espiral negativa que le hacía navegar a la deriva y no le permitía ver tierra.

Paso por banquillos y 25 minutos por delante. Había dos caminos, el de la goleada o el de una segunda mitad de ensueño, y todo parecía indicar que sería la primera de las opciones cuando Miguel Mejuto, con esa zurda diabólica, ponía el tercero nada más arrancar el nuevo acto. A punto de encumbrar el Kilimanjaro los visitantes y a punto de enterrarse vivos los locales.

Y de repente se activó el chip de Boston, ese gen competitivo y ganador que todos llevamos dentro pareció dar señales de vida para los verdes, que comenzaron a remar en una sola dirección. El campo de Trivema es propicio para remontadas épicas, y los verdes parecían saberlo. Se acabó el Tiki Taki, como diría Koeman, y comenzó el juego directo, algo que benefició mucho a los locales. A base de empuje y poner balones a zonas de peligro comenzaron a llegar las mejores ocasiones para Boston, y las inseguridades propias de un partido empezaron a hacer mella en los blancos, que se defendían como gato panza arriba tratando de combatir las llegadas con algún contraataque que les aportara la tranquilidad total en forma de gol.

Pero quienes recortaron distancias fueron los locales por medio de Marc Ques, que mandó a guardar un pase de la muerte con el interior. Un chute de energía, oye. Y por fin teníamos el partido que merecíamos, de poder a poder. Y en la jugada siguiente al gol se hizo el silencio cuando José Luis Rodríguez, en boca de gol y con Fernando Viqueira ya batido, marró la oportunidad de colocar a los suyos a un solo tanto y con casi 15 minutos por delante. Así de caprichoso es el fútbol, que quiso que Boston siguiera buscando el gol, pero sin premiarle con uno.

Y tras mucho intentarlo, Alfredo Gutiérrez no desaprovechó el platanito servido desde su propio área de un compañero, medido a la cabeza, para poner el 2-3 y avivar la llama que llevaba apagada, prácticamente, desde el comienzo de la porfía. Y vaya que si la avivó, pero para ambos bandos. Los dos conjuntos se lanzaron a por el gol en los minutos finales, la Armada no quería sustos, pues el liderato estaba en juego, y subió un par de alturas para tratar de defender lejos del área, y Boston ya no tenia nada que perder, así que lo intentó hasta el último aliento. Un último aliento que llegó cuando Sergio Ordoñez decretó el final del partido y la victoria visitante, con mucho sufrimiento, sí, pero ya saben aquello de que la Armada, por mucho que se vea contra las cuerdas, es invencible.